Hora del desayuno. Madre con niña, niña sin madre, yo; tía y madre por mi condición de mujer.
La niña sin madre, con ricitos de oro come con gusto una típica comida de niños, por lo menos en mi familia, miguitas de arepa con mantequilla. Ella, ensimismada, quién sabe que pensará esa criaturita. Yo, ensimismada, observándola comer con aquellas ganas su deliciosa comida y casi su preferida.
De pronto, brisa que hace tintinear el guindalejo en la ventana de la sala, el Espíritu Santo, según mi adorada tiíta, los árboles, palmeras de la casa vecina se mueven, sonrisa pícara e ingenua de ricitos y una frase que ella no sabe es poesía sale de su boquita de mantequilla : “Las matas están bailando”. Poesía de niños...
"Dicen que fue un traductor del griego quien le enseñó su mundo imaginario". Verónica del Mar. Silvio Rodríguez.
febrero 04, 2005
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1 comentario:
Hola pax-man, es realidad, aunque parecía ficción...
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