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Saturno devorando a un hijo - Francisco de Goya |
Devenir, infructuoso perecer en cada paso. Cuesta tanto volver a construirse. Armarse. Re-armarse. Ya no sólo hablamos de cada hueso o tendón. Hay que recordar la ubicación exacta de cada dolor y sensación. El dolor crónico de cabeza puede aparecer en el estómago como gastritis a punto de ulcerar; me ha pasado. Y tenía un despecho, tan viejo, que no recordaba si de Luis o Juan, por lo que se volvió anónimo; mi excusa para tragos dobles, canciones asesinas, lágrimas furtivas y besos baratos. He tenido que horadar con pensamiento crítico y pesimista coyunturas desgastadas, acelerando su fin irreversible. La eutanasia en uno mismo no es un acto compasivo ni subversivo: es un vulgar suicidio. Me ha tocado dimitir hábitos desgastados, como huellas borradas por la erosión que convierte al pasado en amnesia. La demolición es escandalosa, saltan huesos, sangran vísceras. Y el fuego en la hoguera ofreciendo redenciones. Ahora sé que hay que purgar el vicio canalla de sumir neuronas en laberintos insalvables; merodearse las llagas inéditas, extraer el veneno y quedarse a la intemperie. Hay que sufrirse, morirse, dar el siguiente paso y tal vez mañana amanezca.
1 comentario:
...O hacer catársis en las palabras.Y amanece ,vaya si amanece.
Besos
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