Laberinto de Caracol

House of Stairs - M.C. Escher

Intento despejar esta bruma que nubla el horizonte a borbotones, acallar, como a indeseables mosquitos, preguntas insidiosas sobre un tema desgastado, volcarme autómata a impuestos condicionamientos, resumir el llanto en una noche para que el lunes no me vea con los ojos hinchados, congelar, porque mañana siempre harán falta, sonrisas traficadas en las bocas de los demás.

Y es que el tiempo corre tan dichosamente libre, que, aunque quisiera, no podría alcanzarlo, y en mi afán por entender el mundo quedo rezagada en cavilaciones que han pertenecido a otros y que traigo por heredad hasta que la muerte nos separe.

Avanza sobre mí una leve precipitación que aflora goteras zigzagueantes en torno a un laberinto de concha de caracol, mandala asíncrono, tatuaje en alto relieve que curva extensiones holográficas según la cadencia del camino seguido; incluso el "no andado" deja huellas imperceptibles, locura sublimada, como constantes "déjà vu", recordatorios imprevistos de decisiones no tomadas, de evasiones en pena en un limbo abolido, pensamientos deshechos en busca de un padre desnaturalizado víctima de una vulgar zancadilla del miedo traidor. Caparazón, abrigador a veces, lacerante otras, para carnosas profundidades, sumidas, consumidas en lenta exploración de un intimidante afuera.

Voy arrastrando una vida en mora. La lluvia me extrae un precipitado que se siente pegajoso al hundir los pasos en improvisadas veredas. Tóxico excipiente atestado de mí. Del veneno sale el antídoto.