Lluvia - Cristi B.

La lluvia huele a limón, a brote de sonrisas, a pancita de bebé. Se cuela por todos lados una brisa íntima que juega con los sentidos, pule esquinas olvidadas, enciende viejas ilusiones, cosquillea suspiros adormecidos y provoca terribles ganas de apretar con los pies desnudos, las gordas nubes cual racimos generosos de uvas de vendimia.
La lluvia sabe a juvenil nostalgia, a café recién colado, a beso robado, a cuento de hadas, a carcajada imprevista, a sinfonía del cielo, al orgasmo primero.
Esta lluvia que no sale de mis ojos, baja por la nariz y se detiene en los senos, -que se quede un poco, no hay apuro, lo presiento-, si el reloj se detuvo hace rato porque con un relámpago se escapó el tiempo. Agradece el vientre reseco la humedad, las caricias y los besos; convulsas carcajadas coreografían un baile nuevo; más abajo hay colapso, desborde y renacimiento. Los muslos, esmerados anfitriones, planifican horas locas, desvisten viejos pudores, inventan dialectos.
Escucho a cada gota de agua decir su nombre al caer al suelo, escucho los loros que se refugiaban en mi cabeza partir a un sitio más seco, -lo sentimos, dicen-, y yo me alegro. Escucho al sol roncar como trombón sin mucho esfuerzo, los romances en el gallinero, a los empapados niños girar siguiendo los pasos invisibles que marca el cielo, a las hojas de los árboles susurrar las inclemencias del tiempo, a la tarde caer rendida a los pies del sueño, a un grillo barítono, nuevo talento. Escucho a lo lejos la voz queda de un pequeño trueno avisando que no hay más lluvia hasta febrero.
Ay Dios mío! Sálvame! Llévame! No me dejes reseca, sin sueños! Yo me inmolo gustosa porque se que cuando caiga la próxima lluvia, Tláloc, néctar de la Tierra, renaceré, sin más remedio.
La lluvia sabe a juvenil nostalgia, a café recién colado, a beso robado, a cuento de hadas, a carcajada imprevista, a sinfonía del cielo, al orgasmo primero.
Esta lluvia que no sale de mis ojos, baja por la nariz y se detiene en los senos, -que se quede un poco, no hay apuro, lo presiento-, si el reloj se detuvo hace rato porque con un relámpago se escapó el tiempo. Agradece el vientre reseco la humedad, las caricias y los besos; convulsas carcajadas coreografían un baile nuevo; más abajo hay colapso, desborde y renacimiento. Los muslos, esmerados anfitriones, planifican horas locas, desvisten viejos pudores, inventan dialectos.
Escucho a cada gota de agua decir su nombre al caer al suelo, escucho los loros que se refugiaban en mi cabeza partir a un sitio más seco, -lo sentimos, dicen-, y yo me alegro. Escucho al sol roncar como trombón sin mucho esfuerzo, los romances en el gallinero, a los empapados niños girar siguiendo los pasos invisibles que marca el cielo, a las hojas de los árboles susurrar las inclemencias del tiempo, a la tarde caer rendida a los pies del sueño, a un grillo barítono, nuevo talento. Escucho a lo lejos la voz queda de un pequeño trueno avisando que no hay más lluvia hasta febrero.
Ay Dios mío! Sálvame! Llévame! No me dejes reseca, sin sueños! Yo me inmolo gustosa porque se que cuando caiga la próxima lluvia, Tláloc, néctar de la Tierra, renaceré, sin más remedio.
15 comentarios:
Hola Muchachones... lo anterior es el resultado de un día de lluvia y el loop infinito de "I'm singing in the rain" danzando en mi cerebro...
Excuse moi
Besotes
Porque cuando llueve no es que llueve, es que Dios aprende a llorar. Y cuando llueve mas te quiero y cuando llueve tu no estas...
Lluvia son tus ojos, lluvia es mi intranquilidad. Lluvia es esta canción sin terminar, otra canción más sin terminar por tí...
La lluvia cae y a mi me moja...
Hola Vero!!!
Si esto es el resultado de un día de lluvia, casi egoístamente deseo que allá llueva muchos días... porque has creado una nueva joya para añadir a tu colección.
¿Te he dicho alguna vez que admiro tu manera de redactar? Me dejas sin palabras.
Un beso.
Impresionante querida, la lluvia es una caricia desde tus letras.
Besines
pa! Vero, la verdad que esta vez leerte es un placer mucho màs intenso que el de veces anteriores, no puedo dejar de reconocerlo.
Adorè la manera en que le diste esa expresiòn de vida tan hermosa a la naturaleza, a la lluvia, al sol, al trueno.. a ese grillo talentoso, ja... me gustò mucho. Da paz, da ganas de disfrutar esta lluvia que esta desparramandose ahora mismo por Montevideo, y despues de haberla observado durante toda la mañana creo que voy a disfrutarla con una linda siesta...
Mañana amanece otra vez... y quizas se despeje y luego vuelvan a caer nombres desde el cielo...
Felicitaciones,
Abrazo,
Vero.
Sinestesia. Despertar a los sentidos con palabras y oler, palpar y ver. Recordar...
Has conseguido transportarme y hacerme partícipe de esta lluvia, del paisaje y de la emoción.
¡Magnífico!
Besos maravillados
LLuvia renovadora que limpia caminos, barre polvos petreos, inunda corazones, amaga desbordamientos apasionados, se controla y sigue buscando a su amado rio..y a su querida mar...
Para mi la lluvia es momento de reflexión y de recogimiento, de paz conmigo mismo, de rejuvenicimiento de vida...La lluvia es el comenzar de nuevo, una esperanza que a veces parecía perdida...
Belleza en tus palabras moldeadoras de imágenes bellas amiga Veronika.
Ahora mismo aquí ha empezado a llover.
"La lluvia huele a limón,"
Tu lluvia en mi julio calurosa no sólo huele a limón. Huele a vida...
Saludos y nu beso!
La lluvia es un mar desensaciones, siempre lo percibí así..,pero hoy entre tus letras la disfruté especiamente
Besos Verónika
La lluvia huele a pancita de bebé.. es hermoso, hermosísimo, mi hijo tiene once meses, me encanta hacerle cosquillas en la barriguita con la nariz..., debe ser ancestro de lluvia.
Vino y besos
Pues el resultado es muy bueno Veronika. Me gustó mucho y ,antes de leer este comentario tuyo,lo sentí como danza y como búsqueda. !Que bonito! me voy con una sonrisa. Un beso, mejor dos.
Hola Vero, te dejo este poema de Tuñon:
LLUVIA
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.
RAUL GONZALEZ TUÑON
ARRÁNCAME LAS ÁRIDAS RAICES:
déjame suspendida en el espacio,
entre los vientos firmes.
Allí se está como en un gran regazo
maternal y sin límites.
Déjame con los pájaros,
indagan lo invisible.
¡Ah, más allá del cielo se alza un árbol
que sus alas indómitas persiguen!
No lo han visto jamás y, sin embargo,
creen sentir su rumor en los confines.
Rumor de hojas distantes... Pero ¿acaso
no lo vieron, gigante, en el origen
primero de la vida, y en sus cantos
no es la voz de la ausencia lo que aflige?
Deja que suba a lo alto
y que mi canto vibre.
Canto la ausencia de algo,
de una estrella enterrada en nubes grises.
La sombra azul del árbol
se dilata y me ciñe.
Déjame con los pájaros.
Soy una flor delimitada y triste.
Arráncame los pétalos y el tallo
y la fragancia, y líbrame.
De Poemas, 1952
IDA GRAMCKO
(1924-1994)
un beso AMIGA!!!!!!!!
LINDA TU PUBLICACIÓN,
COMO SIEMPRE !!!
un abrazo
Fede Hammelinn
La lluvia huele a frenesí. Suerte.
Por los dioses, que llueva ya! En la madrugada de mi cumpleaños cayeron apenas cuatro gotas. Inmediatamente las nubes fueron secuestradas por un viento juguetón que me dejó sofocada y húmeda. Y no sé el nombre de ese viento para rezarle y pedir que me las devuelva, que no puedo aguantar así hasta el otoño, no sin mi lluvia...
Qué hermoso tu texto!! Un besazo, guapa! ^^
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